Cuando ya no es tiempo de clamar... ¡sino de actuar!

Ex. 14:15 “Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mi? Di a los hijos de Israel que marchen.”

Moisés acababa de salir de Egipto después de ver las maravillas de Dios para liberar a su pueblo, Faraón había probado el brazo poderoso de Dios, pero no quería aceptar la derrota y persiguió a los Israelitas que recién comenzaban su Éxodo, pero se toparon con un Mar lleno de dificultados y un perseguidor mortal. Moisés se encontraba en una dificultad como la que muchos enfrentamos todos los días: persecución + callejón sin salida... lo que nos da como resultado una tribulación agobiante. Durante la pelea el estrés es tan grande que nos olvidamos de nuestro Dios y de la victoria que Él ya nos prometió.

Moisés olvidó que en Génesis 13:15 Dios le AVISÓ a Abraham que Israel sería esclavo durante 400 años pero saldrían con grandes riquezas a conquistar la tierra prometida.

Aquí hay algo que debemos remarcar como niños de cinco años: Dios dijo: "de cierto, de cierto te digo que saldrán con grandes riquezas a la tierra que les prometí". Ok, entendimos eso, así como entendemos que Dios es poderoso para hacer grandes cosas, pero llega hasta ahí... sólo saber, sin experimentar.

Moisés se encontraba entre el Mar Rojo y el Faraón, con miedo clamó a Dios y la respuesta fue algo diferente a lo que Moisés esperaba: "¿Por qué clamas a mi? Si ya autoricé tu victoria en el mundo espiritual".

Dios ya autorizó la cura, ¿Por qué sigues claman por cura como si la oración del profeta anterior no sirviera? Dios ya autorizó la victoria en tu empresa, ¿Por qué sigues clamando y actuando como si Dios no fuera tu Dios?

"Dile a los hijos de Israel que marchen". Esto significa: ACTÚA, haz, cree y confía en Dios. El que tiene la máxima autoridad en todo el universo te dijo que te daría la victoria... la pregunta es ¿Por qué dudamos? ¿Por qué creemos y confiamos en el enemigo y no en nuestro Dios?

Es tiempo de vivir nuestras vidas como verdaderamente Dios quiere que vivamos: "por fe", teniendo la certeza y la convicción de que Dios hará la obra en nuestras vidas.